95.
1992
Suecia
Death Metal Sueco
***
At the Gates se formó en Gotenburgo, Suecia, a fines de 1990. Al principio componían la banda el vocalista Tomas Lindeberg, los hermanos Jonas y Anders Bjorler, en bajo y guitarra respectivamente, el baterista Adrian Erlandsson y Alf Svensson en la otra guitarra.
Su primer registro fue el EP Gardens of Grief, para luego sacar el álbum que revisamos ahora, su primer larga duración.
A pesar de que con el tercer disco, Terminal Spirit Disease, la banda se establecía como un conjunto capaz de hacer música brutal, pero de sorprendente matiz melódico, llena de interesantes y gancheros riffs, su primer disco no nos da luces sobre aquel destacable logro. The Red Sky is the Sky is Ours no deja de ser un trabajo death metal de limitado alcance. Sin duda que no demuestra todo el potencial de la banda, y desde luego no es bajo ningún punto de vista su obra más inspirada. Lo cierto es que no representa más que un death metal bastante genérico, aunque con un sello invariablemente europeo, distinguiéndose claramente del death metal americano.
Y aunque Terminal Spirit Disease fue bueno, el cuarto álbum Slaughter of the Soul, fue el que en definitiva catapultó a la banda a la fama. Aquel disco incluso fue nominado como mejor disco dentro de la categoría Hard Rock en los Grammys Suecos. Además, el video promocional Blinded by Fear tuvo harta rotación en el extinto programa Headbanger´s Ball de Mtv, logrando que el nombre de At the Gates calara hondo en el subconsciente underground, y ni tan underground. Aquella placa -queda claro- es masivamente considerada como la mejor.
Bueno, quienes conocen Slaughter of the Soul, y a la vez no conocen los inicios de la banda, quizás se vean un tanto decepcionados al escuchar los primeros pataleos de vida de esta importante banda, algo totalmente entendible por lo demás. Y es que este primer disco (y también el segundo, aunque en menor medida) dista muchísimo de lo que llegó a hacer la banda en su momento más álgido. A pesar de aquello se trata de una placa con una que otra idea buena (como la utilización de violines en algunas partes), y que posee invariablemente una potente dosis de violencia sónica capaz de entusiasmar al fan del estilo sin mayor problema.
Suecia
Death Metal Sueco
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At the Gates se formó en Gotenburgo, Suecia, a fines de 1990. Al principio componían la banda el vocalista Tomas Lindeberg, los hermanos Jonas y Anders Bjorler, en bajo y guitarra respectivamente, el baterista Adrian Erlandsson y Alf Svensson en la otra guitarra.
Su primer registro fue el EP Gardens of Grief, para luego sacar el álbum que revisamos ahora, su primer larga duración.
A pesar de que con el tercer disco, Terminal Spirit Disease, la banda se establecía como un conjunto capaz de hacer música brutal, pero de sorprendente matiz melódico, llena de interesantes y gancheros riffs, su primer disco no nos da luces sobre aquel destacable logro. The Red Sky is the Sky is Ours no deja de ser un trabajo death metal de limitado alcance. Sin duda que no demuestra todo el potencial de la banda, y desde luego no es bajo ningún punto de vista su obra más inspirada. Lo cierto es que no representa más que un death metal bastante genérico, aunque con un sello invariablemente europeo, distinguiéndose claramente del death metal americano.
Y aunque Terminal Spirit Disease fue bueno, el cuarto álbum Slaughter of the Soul, fue el que en definitiva catapultó a la banda a la fama. Aquel disco incluso fue nominado como mejor disco dentro de la categoría Hard Rock en los Grammys Suecos. Además, el video promocional Blinded by Fear tuvo harta rotación en el extinto programa Headbanger´s Ball de Mtv, logrando que el nombre de At the Gates calara hondo en el subconsciente underground, y ni tan underground. Aquella placa -queda claro- es masivamente considerada como la mejor.
Bueno, quienes conocen Slaughter of the Soul, y a la vez no conocen los inicios de la banda, quizás se vean un tanto decepcionados al escuchar los primeros pataleos de vida de esta importante banda, algo totalmente entendible por lo demás. Y es que este primer disco (y también el segundo, aunque en menor medida) dista muchísimo de lo que llegó a hacer la banda en su momento más álgido. A pesar de aquello se trata de una placa con una que otra idea buena (como la utilización de violines en algunas partes), y que posee invariablemente una potente dosis de violencia sónica capaz de entusiasmar al fan del estilo sin mayor problema.