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65.
1995
Canadá
Thrash Metal
****
Jeff Waters, fundador de esta importante banda canadiense, es el único miembro original que toca en este disco. Y estuvo a cargo no solamente de las guitarras, como de costumbre, sino que también del bajo, de la vocalización, y otras cosas, como según el mismo dice. Lo único que no hace es tocar la batería, tarea a cargo de Randy Black. Así, podemos decir sin temor a equivocarnos, que Jeff Waters es el alma del grupo. Sin Waters, difícilmente habría Annihilator, y lo más destacable es la determinación y porfía de un hombre que sigue con su banda sin importar el éxito comercial de su música, que lamentablemente ya no vende como en su mejor época (Alice in hell; Never, Neverland). Sea como sea, el asunto es que Waters nos presenta trece temas de diversa intensidad, desde el fuerte y pesado The Box, pasando por la rápida y melódica Second to None (el mejor tema del disco), y la lentitud de In the Blood. En cuanto a las voces, creo que Waters lo hace bastante bien, a pesar de que casi siempre dejó esa responsabilidad en otros. Pero esta vez estaba solo así que no le quedó otro remedio que cantar.
Me gustó este disco. Es muy directo, potente, fuerte, y con temas que quedan dando vuelta en la cabeza. Harta diversidad en las canciones, algo que lo hace bastante entretenido y fácil de escuchar. No es el mejor trabajo de la banda, pero cumple con las expectativas.
1995
Canadá
Thrash Metal
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Jeff Waters, fundador de esta importante banda canadiense, es el único miembro original que toca en este disco. Y estuvo a cargo no solamente de las guitarras, como de costumbre, sino que también del bajo, de la vocalización, y otras cosas, como según el mismo dice. Lo único que no hace es tocar la batería, tarea a cargo de Randy Black. Así, podemos decir sin temor a equivocarnos, que Jeff Waters es el alma del grupo. Sin Waters, difícilmente habría Annihilator, y lo más destacable es la determinación y porfía de un hombre que sigue con su banda sin importar el éxito comercial de su música, que lamentablemente ya no vende como en su mejor época (Alice in hell; Never, Neverland). Sea como sea, el asunto es que Waters nos presenta trece temas de diversa intensidad, desde el fuerte y pesado The Box, pasando por la rápida y melódica Second to None (el mejor tema del disco), y la lentitud de In the Blood. En cuanto a las voces, creo que Waters lo hace bastante bien, a pesar de que casi siempre dejó esa responsabilidad en otros. Pero esta vez estaba solo así que no le quedó otro remedio que cantar.
Me gustó este disco. Es muy directo, potente, fuerte, y con temas que quedan dando vuelta en la cabeza. Harta diversidad en las canciones, algo que lo hace bastante entretenido y fácil de escuchar. No es el mejor trabajo de la banda, pero cumple con las expectativas.