Tuesday, December 06, 2005

ANNIHILATOR - Criteria for a Black Widow

66.
1999
Canadá
Thrash Metal
**
Este noveno álbum es una clara vuelta a las raíces del debut Alice in Hell. Y para convencer más, Jeff Waters trata de reformar la banda que grabó el debut. No lo logra del todo, pero sí logra convocar a su vocalista más mítico; Randy Rampage (quien antes sólo había participado en Alice in Hell), para que cante en este nuevo álbum. Otro original de la época de Alice... es Ray Hartman, baterista. Casi de la primera época es Dave Scott Davis (guitarra), quién llegaría para el segundo álbum. El bajista original Wayne Darley no pudo participar. Bueno, con esta formación, más Russell Bergquist en el bajo, Waters emprende la difícil tarea de recrear el mismo aire y la misma mística del debut, pero sin lograrlo. ¿Cuál era la idea? La verdad es que no me queda claro. Seguramente quería recuperar el terreno que perdió con algunos álbumes que al parecer no fueron muy bien recibidos por los fanáticos. Quizás era el deseo inconsciente de volver a ser grandes, o qué sé yo. El punto es que Waters logra volver a generar la misma furia y sonido de su súper veloz y súper técnico thrash metal de antes, pero no la mística. Y lo que no me gusto para nada, fue la obviedad de Waters de querer generar el sonido de antaño, sacando de sus tumbas viejos riffs y canciones completas para ser devueltas a la vida en una macabra exhumación y resurrección irrespetuosa. Por ejemplo, la canción Schizos (Are Never Alone) Part III, nos da un claro indicio de que Waters, tal como cualquier productor de Hollywood, trata de explotar un éxito inicial sacando secuelas a sus canciones. Part I y Part II de ese corte son excelentes canciones de la vieja época, y no necesitaban una tercera parte.
El disco es bueno, es rápido, es todo lo que uno esperaría del Annihilator clásico, pero lamentablemente hay un factor que no fue considerado al hacer el álbum. Faltó poner magia. Puede ser casi la misma banda de antaño, pero en definitiva, no logran convencer más que en un plano meramente técnico.
En resumen, un disco sin magia, aburrido, predecible y que prostituye lo excelente que fue el primer disco.