![](http://photos1.blogger.com/blogger/6962/1930/320/perpetualburn.jpg)
477.
1988
Estados Unidos
Heavy Metal Instrumental
*****
A mucha gente le desagradan los álbumes enteramente instrumentales porque después del tercer tema se empiezan a aburrir, especialmente si se trata de guitarristas virtuosos con ganas de demostrarle al mundo lo bien que tocan. Tanto egocentrismo de verdad patea, así que la postura de hacerle el quite a los instrumentistas en guitarra es perfectamente entendible.
Por suerte, tenemos casos como el que nos ocupa ahora que son excepciones a lo dicho anteriormente. Perpetual Burn es un impresionante álbum de virtuosismo desbordante, con ocho canciones que son cada una de ellas verdaderas obras de arte y que, además, están todas supeditadas bajo un esquema tal que ninguna idea pareciera estar fuera de lugar, o peor, abocadas al desorden. De principio a fin el álbum es consistente y no se pierde en demostraciones de virtuosismo que no van a ninguna parte. Becker supo hacer magistralmente dos cosas, una es mostrar una técnica pocas veces igualada, y segundo, no aburrir a su público mientras hacía lo primero. Y ese es el merito mayor de este álbum que claramente sobresale de la media.
Musicalmente, Jason Becker se mueve dentro del terreno de los esquemas de música clásica, siendo extremadamente virtuoso, complicado, melódico y armonioso, todo a la vez. Definitivamente un tipo que hace lo que quiere con la guitarra. Es una lástima que haya sufrido de la enfermedad degenerativa Lou Gehrig a comienzos de los noventa, lo que le impidió seguir evolucionando y deslumbrando al mundo con su inigualable técnica. Sin embargo, continuó editando álbumes, aunque es con Perpetual Burn, su debut después de haber participado con Marty Friedman en Cacophony, el álbum esencial.
Becker también tocó con David Lee Roth, quien sabiamente lo enroló en sus filas. Fue durante esta época con Roth que empieza a enfermar Becker.
1988
Estados Unidos
Heavy Metal Instrumental
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A mucha gente le desagradan los álbumes enteramente instrumentales porque después del tercer tema se empiezan a aburrir, especialmente si se trata de guitarristas virtuosos con ganas de demostrarle al mundo lo bien que tocan. Tanto egocentrismo de verdad patea, así que la postura de hacerle el quite a los instrumentistas en guitarra es perfectamente entendible.
Por suerte, tenemos casos como el que nos ocupa ahora que son excepciones a lo dicho anteriormente. Perpetual Burn es un impresionante álbum de virtuosismo desbordante, con ocho canciones que son cada una de ellas verdaderas obras de arte y que, además, están todas supeditadas bajo un esquema tal que ninguna idea pareciera estar fuera de lugar, o peor, abocadas al desorden. De principio a fin el álbum es consistente y no se pierde en demostraciones de virtuosismo que no van a ninguna parte. Becker supo hacer magistralmente dos cosas, una es mostrar una técnica pocas veces igualada, y segundo, no aburrir a su público mientras hacía lo primero. Y ese es el merito mayor de este álbum que claramente sobresale de la media.
Musicalmente, Jason Becker se mueve dentro del terreno de los esquemas de música clásica, siendo extremadamente virtuoso, complicado, melódico y armonioso, todo a la vez. Definitivamente un tipo que hace lo que quiere con la guitarra. Es una lástima que haya sufrido de la enfermedad degenerativa Lou Gehrig a comienzos de los noventa, lo que le impidió seguir evolucionando y deslumbrando al mundo con su inigualable técnica. Sin embargo, continuó editando álbumes, aunque es con Perpetual Burn, su debut después de haber participado con Marty Friedman en Cacophony, el álbum esencial.
Becker también tocó con David Lee Roth, quien sabiamente lo enroló en sus filas. Fue durante esta época con Roth que empieza a enfermar Becker.