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141.
1997
Inglaterra
Heavy Metal
****
A decir verdad no estaba muy entusiasmado con comentar este tercer álbum solista del mítico vocalista de Iron Maiden, debido en parte a que mi interés por Maiden llegó hasta el álbum Seventh Son Of a Seventh Son. Así, era difícil que me llegara a interesar siquiera por la carrera solista del vocalista de una banda que ya había olvidado. Pero me di el ánimo y puse la música de todas maneras.
Lo que más me agradó de este álbum es que no se parece para nada a Iron Maiden. Dickinson sin duda trató de darle al álbum un sonido propio, algo que dijera que se trataba de su proyecto como solista y que podía brillar con luces propias. Y lo logró con mucha gracia y talento. A la vez, Iron Maiden trataba de lograr algún tipo de convencimiento con el reemplazo de Dickinson, Blaze Bayley, sin lograr mayor impacto en el mundo del heavy metal. Sin lugar a dudas, la carrera de Dickinson como solista ha sido mucho más exitosa que la carrera de Maiden sin Dickinson, y eso habla muy bien de la voz y carisma de un hombre que le da a Iron Maiden una magia que nadie al parecer puede reemplazar.
En esta oportunidad Bruce nos entrega una buena dosis de enérgico heavy metal, muy tradicional, pero como dije, sin parecerse a Maiden, y con algunas influencias de los años noventa, especialmente en los riffs de guitarra. Esto se puede notar claramente en Welcome to the Pit, que recuerda un poco a Zakk Wylde, guitarrista de Ozzy.
Las canciones que más me gustaron fueron: "Road to Hell", "Man of Sorrows", "Accident of Birth", y "Art of Space", esta última un tema lento que finaliza magistralmente un disco que en general es bastante parejo pero que no logra caer en el aburrimiento. Muy destacable los solos de guitarra y los riffs, estos últimos le dan todo el peso y fuerza a un álbum que es mucho más de lo que alguna vez pensé que pudiera ser.
Inglaterra
Heavy Metal
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A decir verdad no estaba muy entusiasmado con comentar este tercer álbum solista del mítico vocalista de Iron Maiden, debido en parte a que mi interés por Maiden llegó hasta el álbum Seventh Son Of a Seventh Son. Así, era difícil que me llegara a interesar siquiera por la carrera solista del vocalista de una banda que ya había olvidado. Pero me di el ánimo y puse la música de todas maneras.
Lo que más me agradó de este álbum es que no se parece para nada a Iron Maiden. Dickinson sin duda trató de darle al álbum un sonido propio, algo que dijera que se trataba de su proyecto como solista y que podía brillar con luces propias. Y lo logró con mucha gracia y talento. A la vez, Iron Maiden trataba de lograr algún tipo de convencimiento con el reemplazo de Dickinson, Blaze Bayley, sin lograr mayor impacto en el mundo del heavy metal. Sin lugar a dudas, la carrera de Dickinson como solista ha sido mucho más exitosa que la carrera de Maiden sin Dickinson, y eso habla muy bien de la voz y carisma de un hombre que le da a Iron Maiden una magia que nadie al parecer puede reemplazar.
En esta oportunidad Bruce nos entrega una buena dosis de enérgico heavy metal, muy tradicional, pero como dije, sin parecerse a Maiden, y con algunas influencias de los años noventa, especialmente en los riffs de guitarra. Esto se puede notar claramente en Welcome to the Pit, que recuerda un poco a Zakk Wylde, guitarrista de Ozzy.
Las canciones que más me gustaron fueron: "Road to Hell", "Man of Sorrows", "Accident of Birth", y "Art of Space", esta última un tema lento que finaliza magistralmente un disco que en general es bastante parejo pero que no logra caer en el aburrimiento. Muy destacable los solos de guitarra y los riffs, estos últimos le dan todo el peso y fuerza a un álbum que es mucho más de lo que alguna vez pensé que pudiera ser.